Mi llegada a la capital
Se hicieron los preparativos del viaje, Rosa Esperandia
estaba contenta, pero se le borro la
sonrisa cuando mi padre le dijo que solo sería por la semana santa pues ella
pensaba que era definitivo mi ida a Caracas, mis hermanitos Marlon y Joffre,
lloraban pues no querían que yo me fuera ya que era yo, quien les cantaba
canciones para que se durmieran, quien los protegía y jugaba con ellos.
Pero se llegó el día y partimos hacia la capital, muy
dentro de mi sentía que algo cambiaria para siempre, al pasar por la represa
sentí una gran nostalgia y recordé las pescas con mi padre y la caza de patos
guiriri.
Seguimos el viaje y contemplando la sabana recordaba la
caza de venados y báquiros, no sé, pero los recuerdos se aglomeraban en mi mente
como presintiendo que nunca sería lo mismo después de aquel viaje, al pasar por
San Juan puede ver de nuevo los morros, y de allí en adelante me rendí a los
brazos de Morfeo, llegamos a la capital y mi padre me despertó para que viera
los grandes edificios, en verdad eran impresionantes para mí, pero las torres
del silencio eran algo más brutal, ( aun no construian las torres de Parque Central) , las avenidas repletas de carros, autobuses y
motocicletas, amén de la gran cantidad de personas me tenían más que asombrado,
confundido. Agarramos por la avenida sucre, plaza Catia, cuartel viejo,
boquerón y por fin llegamos al kilómetro tres del junquito específicamente en
el barrio niño Jesús donde vivía mi madre Gladis. Mi abuela Ana que sería mi
ángel protector hasta el día de su muerte. Dos hermanos una hembra un año mayor
que yo, llamada Yanet y de la cual tenía recuerdos vagos, Jesús Eduardo un
moreno de uno cinco años, tres tías, Celia que era blanquita y era la más
bella de todaas, ella no vivía en la casa pues se había casado ya y tenía casa aparte
pero se la mantenía en casa de mi abuela mientras su esposo que era motorizado trabajaba muy duro, pero era un hombre del cual albergo muy bonitos recuerdos ya que en muchas ocasiones me brindo mucho apoyo y sus concejos aun retumban en mi mente, Lula una negra de pequeña estatura pero que era el amor
personificado en mujer, ella tenía amores con un carajo que todos tenian por malandro pero que en verdad era muy buena gente, La nena que era aún una
adolecente y era como la más rumbera o fiestera de todas, estaba empatada con un motorizado, todas tenian sus parejas pero todas eran muy colaboradoras en la casa y conmigo fueron siempre muy amables, vivian también dos tíos, uno que era
contemporáneo conmigo llamado Israel y mi tío Richard que era un tipo de muy mal carácter y era el hombre de la familia, mujeriego
empedernido le gustaba tener varias mujeres y a todas las envolvia con su labia.
Mi padre dejo la camioneta en la parte alta y nos tocó
bajar por una calle muy empinada hecha de concreto pero era tan empinada que
los carros no se atrevían a bajar por ella, desde lo alto se podía visualizar
la playa del litoral central, estábamos bien alto, tomamos un callejón a mitad
de la bajada y llegamos a una casita muy humilde donde vivía mi familia
materna, mi abuela nos recibió con todo el amor del mundo a mí me arropo con
abrazos y besos, mi tía lula hizo lo mismo, mis tías Celia y la nena un poco mas indiferentes ante mi llegada pero sin ningun tipo de reproches, yo creo que aquella induferencia se debia a la presencia de mi padre porque como comprenderan, despues de aquella era de terror que habia pasado mi familia no lo iban a recibir com bombos y paltillos. mi tio Richard no se encontraba en ese
momento en la casa y mi madre se encontraba durmiendo en su habitación, ( la
única de aquella casa) lo demás se las arreglaban en espacios divididos por
cortinas o sabanas, mi madre seguía trabajando de noche en un nay club haciendo
estric tric o bailes al desnudo ella se dio por enterada de mi
llegada pero aun asi su indiferencia superaba con creces a las de mis tías, yo siempre he pensado que fui el hijo no deseado o el error de la relacion entre mi madre y mi padre y uds queridos lectores se daran cuenta de ello a lo largo de este relato, por su parte mi abuela pronto acomodo mis pocas cosas en un espacio donde dormían
los muchachos y mi padre después de dejar algo de dinero se marchó lo cual me
arranco algunas lágrimas porque por más que sea era mi padre y estaba
acostumbrado a él, pero eso duro muy poco porque apenas se largó dejándome diez
bolívares en el bolsillo mi tío Israel y mis hermanos me convidaron para la
bodega y a jugar, mi abuela me animo a salir, imagínense yo acostumbrado a un
régimen casi militar y ahora resulta que podía salir a joder con los muchachos
sin ninguna supervisión adulta, aquel viaje se convirtió en una experiencia
inolvidable por tantas cosas que pasaron en solo una semana, como dije no
teníamos supervisión de nadie mi tío Richard de vez en cuando nos daba un
coñazo por no ir a comer a la hora pero eso solo eran caricias para mí,
acostumbrado a los maltratos de mi madrasta y mi padre, a mi madre la vi
escasamente unas tres veces y actué con la misma indiferencia que ella, en
pocas palabras me importaba un bledo si la veía o no, con los muchachos
buscábamos en el basurero algo que sirviera para lanzarnos por la bajada
haciendo competencias yo encontré una pantalla de televisor que era de plástico
y no había quien me ganara, igual cazábamos arañas y yo siempre capturaba las más
grandes, robábamos racimos de cambures verdes
en un cambural cercano y nos íbamos al monte a freír tostones, un día en
esos menesteres pise un nido de avispones y me picaron hasta que se cansaron,
nos fuimos corriendo a la casa y mi abuela me curo con tanto amor que al rato
nos estábamos riendo de lo acontecido a pesar de que estaba hinchado y rojo
como un tomate, aparte de eso a veces nos íbamos a donde mi tía Celia que vivía
un poco más abajo de boquerón y para eso nos coleábamos en los autobuses, aprendí
a usar un guante de béisbol cuando íbamos a un
terreno a practicar, hacíamos paracaídas con plastico de lavandería y
soldaditos de plásticos pero siempre eran los míos los que más lejos llegaban, eran tantas ls cosas que puede hacer en aquellos escasos ocho dias que mi vida dio un vuelco de 180 grados y cambie para siempre, pero como casi siempre era el mejor del grupo mi tío Israel que como dije era
contemporáneo conmigo creo que sentía algo de envidia y casi que el último día de mi
estancia me levanto una grave calumnia diciendo que yo había tocado y penetrado
a mi hermanito, él puso a decir a mi hermanito lo que no era y todos creyeron
su mentira, y si llegaras a leer este libro tío sabes que no miento pero en mi corazón aprendí a perdonar y hoy en día te considero mas que un tío, un amigo y te amo mucho... por aquella calumnia mi tío Richard me dio una paliza, pero más que los golpes lo que me dolía era la mentira que me ponía mal
con mi abuela, mi tía lula y con toda la familia, creo que esa fue la primera
traición que experimente en mi vida y que marco un cambio radical en la forma
de confiar en las personas.
Desde aquel instante todo cambio, en el tiempo restante yo me sentía excluido y
trataba de pasar inadvertido pues sus miradas inquisidoras me hacían sentir el
ser más miserable del mundo aun siendo inocente de lo que se me había acusado.
Por fin llego el día en que mi padre llego y muy a mi pesar
tuve que empacar mis cosas, porque a pesar de la tremenda decepción sufrida a
causa de la falsa acusación en mi contra, mi vida había experimentado un
significativo cambio en tan solo una semana y no quería volver a Calabozo ni
abandonar mi nueva familia.
Pero la voluntad de mi padre era férrea y sin más remedio
tuve que partir con él , todo el camino estuve absorto en mis pensamientos y mi
padre ni siquiera me pregunto cómo había estado o que me había parecido mi
estancia en la casa de mi madre… bueno y así llegamos de nuevo a Calabozo y
comenzó de nuevo la misma rutina solo que esta vez yo no quería hacer aquello
que me había apasionado al principio y mi comportamiento era muy “ anormal”
pues me estaba portando bien, lo que no sabían era que mi mente trabajaba en la
forma de huir de la casa con destino a Caracas y en eso se me iba la vida,
pasaron dos semanas y todos extrañados con mi comportamiento, hasta Esperandia
había empezado a tratarme de manera distinta pero ya el cambio en mi estaba
hecho y era una sola idea que revoleteaba en mi mente y hasta me causaba
desvelo.
Planeé todo meticulosamente en esas dos semanas, aparte
en una vieja maleta la ropa necesaria, me hice de mis papeles ( ya contaba con
cedula de identidad ) y tome algunas provisiones de comida, no quise tomar nada
de dinero por temor…al fin llego el día esperado, Rosa Esperandia se fue a la
escuela, mi padre que para ese entonces había adquirido una maquina cosechadora
de arroz estaba viendo un trabajo o corte que debería realizar, la yaya estaba
con los muchachos haciendo unas compras y yo estaba solo, tome mi maleta y me
fui hasta la represa donde había visto a algunas personas pedir colas o
aventones, llegue y en efecto había algunas personas allí esperando un aventón
bien fuera para San Juan o para dos caminos e imitándolos empecé a sacar mi
dedo que era la señal utilizada para este fin, la suerte me acompaño y un
vehículo con una pareja de viejitos se paró y me pregunto para donde iba,
enseguida le conteste que iba para caracas pero me dijeron que llegaban hasta San Juan, con la
premura de salir de Calabozo antes de que notaran mi ausencia les dije que
también me servía que era mejor que nada y me subí al vehículo, el viaje se
hizo un poco tedioso porque los viejitos me sometieron a un interrogatorio de
padre y señor nuestro, eso sí compartieron conmigo unas galletas y un refresco,
me invente una historia súper dramática, les dije que vivía con mi abuela que
estaba muy anciana pues mi madre había muerto recientemente y que me dirigía a
la capital en busca de mi padre que trabajaba allá y que por suerte yo sabía
dónde estaba, este relato fue tan bien actuado que hasta las lágrimas se me
salieron y los viejitos lloraron conmigo, llegamos a San Juan de los Morros y
me dejaron cerca de una alcabala de la policía donde también había personas
pidiendo aventones, pero una femenina de la policía capto el momento en que me
baje del vehículo y al ver que estaba solo fue directo donde mí y empezó a
preguntar con quién andaba al ver que me encontraba solo me llevo hasta el
módulo de la alcabala, luego de registrar meticulosamente mis partencias
empezaron a interrogarme él porque estaba solo, de donde venía y hacia donde me
dirigía, bueno les conté la misma historia que le conté a los viejitos y que
creen pues también me resulto, me preguntaron si estaba seguro de saber llegar
a donde mi padre a lo que les conteste afirmativamente, la femenina me regalo
veinte bolívares y me consiguió un aventón directo a la capital
Llegamos a la capital a eso de las seis de la tarde y las
personas que me dieron el aventón me dejaron en el nuevo circo, la verdad que
esta etapa del viaje fue muy cómoda, me obsequiaron comida y me regalaron diez
bolívares más y lo mejor de todo fue que no preguntaron mucho.
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