De nuevo la mano de Dios en mi vida
Irme alejando poco a poco de San Juan era para mi un grean alivio, en contraste con la primera vez donde la tristeza invadía mi alma, mientras mas me alejaba mas seguridad y paz sentía, durante el camino mi mente luchaba por mantener fijas mis ideas y es que no sabia a ciencia cierta que hacer, pensaba por un momento volver al nuevo circo y volverme a reunir con mi viejo amigo Rodolfo o irme a la guaira donde Pablito, pero se me hacia muy difícil tomar una decisión así que opte por ver a través de la ventana y olvidar un poco mis preocupaciones.
Llegamos al terminal del nuevo circo y opte por buscar a Rodolfo pero lamentablemente las noticias no eran buenas, mi buen amigo había fallecido meses atrás, la ultima caleta había sido transformada en un local comercial, casi todo había cambiado, ir a la guaira no era una opción, las tripas me crujían por el hambre, así que decidí "echar un carro" en una parrillera y así lo hice pedí mi parrilla, me la comí con muchas ansias y luego a correr, llegue a la plaza Diego Ibarra y me senté un rato a descansar y a contemplar las fuentes de agua que con sus rítmicos compas formaban formas hermosas y en distintos colores y así se me hizo la tarde, tenia que buscar un lugar donde dormir y el nuevo circo no era una opción, así que empecé a caminar y llegue a la plaza bolívar cerca de lo que hoy es la asamblea nacional y fue allí donde vi "La mano de Dios" de nuevo ayudándome, encontré en mi camino a un Sr llamado Omar Falcon, era un abogado y lo había conocido en el restaurante de Tucupita, era muy amigo de Pepe, mi padrastro, me reconoció enseguida y me abordo preguntándome que hacia yo solo en Caracas, la verdad que no se que me impulso a decirle toda la verdad, en otras circunstancias habría mentido pero algo muy dentro de mi, una voz como un susurro me decía que le hablara con la verdad y así lo hice, me escucho con mucha atención y luego cariñosamente me dio un abrazo y me dijo " no te preocupes, yo te voy a ayudar", Dios te puso en mi camino ya que solo vine a resolver unos casos aquí en Caracas pero mañana parto para Tucupita, me llevo a un hotel donde estaba alojado y me alquilo una buena habitación a la vez que me decía, mañana temprano salimos a Tucupita y volvió a repetir "confía en mi que te voy a ayudar", en honor a la verdad pensé en escapar esa noche, pero esas palabras resonaban en mi mente y la voz como un susurro me decía "confía" y así lo hice, entregándome a un sueño profundo y apacible.
Efectivamente al otro día bien temprano fui despertado y nos dirigimos al estacionamiento del hotel donde el Sr Omar tenia su vehículo, salimos rumbo a Tucupita, no habían pasado ni setenta y dos horas de mi fuga de San Juan, ni veinticuatro horas de mi llegada a Caracas y ya iba con destino a donde me habían condenado a pasar el resto de mi adolescencia privado de mi libertad, el Sr Omar era un hombre muy hablador ( abogado al fin) y no dejaba de preguntarme cada uno de los detalles de mi huida de San Juan, los motivos que me llevaron a aquel encierro y que podía hacer yo sino contestar a todas sus interrogantes durante las doce horas que duraba aquel viaje, claro esta que hubieron paradas donde desayunamos y almorzamos y eso fueron momentos que me vi libre de aquel interrogatorio.
Cuando llegamos a Tucupita ya caía la noche, al pasar por la alcabala del cierre y contemplar el rio Orinoco llegaron a mi mente los recuerdos de mis hermanos wuaraos, llegamos al poblado y luego a una urbanización donde vivía el Sr Omar, me dejo al cuidado de su esposa e instalado en una habitación, habían allí tres niños hijos del matrimonio que me convidaron a ver televisión pero la verdad es que estaba tan cansado que me retire a la habitación a dormir, de pronto fui despertado y llevado a la sala donde me esperaba mi madre quien al verme me reprocho "lo malo que yo era" y que merecía estar preso y que si por ella fuera me podriría en en prisión, quería llevarme con ella pero el sr Omar le dijo que era mejor que me quedara en su casa, volví a la habitación con una rabia entre el pecho que no me dejaba dormir y así pase el resto de la noche desvelado, odiando a mi madre.
Al amanecer como a las ocho de la mañana, luego de desayunarnos montamos en el carro y el Sr Omar me llevo directo a la PTJ, yo le mire a los ojos y el solo me dijo "confía en mi", me encerraron en un calabozo y la tristeza y desesperación me arroparon, pero se me hacia extraño que no hubo ningún tipo de maltrato, habían pasado unas cuantas horas cuando apareció el Sr Omar y fui dejado en libertad pero bajo presentación ante los tribunales, pero bueno ya eso era bastante, estaba libre y eso era lo que importaba, me llevo a casa de mi madre y allí me dejo, no sin antes dejarme una dirección donde debía acudir al día siguiente sin falta diciéndome además que confiaba en mi. Mi madre de muy mala gana me recibió, pero lo hizo, me acomode en mi antigua habitación y me encerré a dormir, al otro día fui a la dirección que me había dado el Sr Omar y era una pollera donde ya el había hablado para que me dieran empleo.
Y así empecé a trabajar a portarme bien, iba y me presentaba semanalmente en el tribunal y el juez decidió luego de seis meses que ya era tiempo suficiente y me dio la libertad plena, siempre visitaba a mi abuela, mi tío Richard siempre me veía con rabia, Israel sin embargo se convirtió en mi amigo y juntos hacíamos cosas increíbles en nuestros ratos de ocio, paradójicamente mi hermana había caído en el consumo de pastillas y se la pasaba drogada, mis hermanos pequeños solo sabían jugar y joder, el restaurant seguía vendiendo bastante y mi madre había montado una boutique en la casa, yo seguía trabajando en la pollera, había ido varias veces a la casa indígena en busca de noticias sobre mis hermanos wuaraos pero las noticias eran desalentadoras, una epidemia de tuberculosis estaba arrasando aldeas a lo largo del Delta y arawaimujo no había escapado de ella, casi todos sus habitantes habían fallecido y de los sobrevivientes no se sabia nada.
Un día al llegar del trabajo, note cierta actividad anormal en la casa, mi madre estaba vendiendo todo lo de la boutique y pepe estaba vendiendo el carro, mas tarde otras persona vinieron a ver la casa y habían entregado el restaurante, le pregunte a mi madre que pasaba y me contesto "Nos vamos para España" yo perplejo le dije y cuando nos vamos y su repuesta me dejo helado "Nos vamos No, solo iremos tu papa tus hermanos y yo...tu te quedas" un frio recorrió mi cuerpo y le dije pero con quien me voy a quedar, eso es problema tuyo, me contesto, tres días mas tarde los vi partir, trate de quedarme en cass de mi abuela pero mi tío Richard me lo prohibió, me fui a dormir a la gabarra la mismas que estaba semi hundida en las orillas del rio pero la plaga era insoportable, tome rumbo al mercado y me quede bajo el puente a orillas del rio, pense en el Sr Omar pero no quise molestar en ese momento, tal vez mas tarde lo haría pero en ese momento lo que quería era llorar de rabia e impotencia, no fui a trabajar más a la pollera y me dedique a vagar entre el rio y el mercado hasta que la policía me agarró porque ya me conocían, me llevaron detenido pero como no había cometido delito alguno me preguntaron si tenia algun familiar que se hiciera cargo de mi y les conteste que tenia a mi abuela y a un tío que podrían hacerlo, me preguntaron su dirección y fueron hasta alla a buscarlos, mi abuela no podia ir y mi tío se negó a hacerlo, en la policía me dieron esa noticia y me notificaron que tendrían que trasladarme al retén de los chorros en caracas al menos que algún familiar me reclamase, al dia siguiente se preparó mi traslado a caracas y mi tío vino a la policía, claro que lo hizo pero solo para ver como me trasladaban, había una sonrisa burlona en su rostro que jamás se borro de mi mente...y lo odie con toda mi alma.
Cada más sorprendida con todo lo que te ha tocado vivir,pero aún más sorprendida x tu valor ,tu coraje ,tu valentia,como siempre encontrabas una luz ,en medio de tanta injusticia no me voy a cansar de decirlo te admiro mucho no todos tenemos ese coraje q tu tienes
ResponderEliminarLeer este capítulo me dejó con un nudo en el alma… Cuánta frialdad y abandono puede resistir un corazón tan joven. Esa frase de tu madre, tan seca, tan final —“Eso es problema tuyo”— es un eco que retumba y duele. Y aún más ese gesto cruel de tu tío, que en vez de tender una mano, decidió disfrutar tu caída.
ResponderEliminarDios siempre estuvo ahí, aunque en ese momento tal vez no lo vieras. Te cubrió bajo el puente, entre la plaga, en la soledad, cuando no había nadie más. Porque no cualquiera sobrevive a un dolor así sin romperse por dentro. Ese niño que vagaba entre el río y el mercado, que no tuvo quién lo abrazara ni quién lo defendiera, hoy escribe su historia y la transforma en luz para otros.
No hay duda de que todo esto te forjó, te hizo fuerte a la fuerza. Pero también me duele imaginarte ahí, con los ojos llenos de lágrimas contenidas, tragándote la rabia, la tristeza, el miedo. Y aun así, seguiste. Caminaste, resististe, y sobreviviste.
Dios puso ángeles en tu camino… a veces disfrazados de nada, como ese puente, ese río, o tal vez el Sr. Omar, que esperó su momento. Y aunque el mundo te soltó la mano, Dios nunca lo hizo.
Gracias por compartir esta parte tan dura de tu vida. Aquí seguimos leyendo, acompañándote, honrando al niño que fuiste y al hombre valiente que hoy recuerda.🥰