“Conozco a Priscila”
Luego de aquel espectacular rescate y de la merecida
celebración, habiendo ya descansado de tantas emociones, cuando estábamos en el
desayuno hablamos sobre lo que había que hacer ahora, puesto que no podía ir a
la plaza bolívar ya que en ese lugar fui capturado y estábamos más que seguros
que allí se centraría mi cacería, además que tampoco podía permanecer mucho
tiempo en la actual casa, la vieja segunda decidió mandar a llamar a su hija
Priscila para que me diera albergue.
Priscila era una mujer un poco mayor, vivía en el mismo sector,
pero mucho más arriba en el cerro, madre soltera, tenía cuatro hijas y dos varones,
Vallita, Marilú, segundita, Marisol, Joselito y Elio, como todos los miembros
de aquella familia era muy receptiva y no dudo ni un minuto en dar una
respuesta afirmativa a la petición y así me fui para su hogar, era un rancho
destartalado hecho de palos y láminas de zinc que amenazaba con derrumbarse en
cualquier momento, en su interior un cuarto que hacía de habitación principal y
una sala con un viejo colchón donde dormían todos los muchachos, una precaria
pero muy ordenada cocina, un buen patio donde quedaba el excusado y un baño
improvisado, la verdad era que la pobreza se notaba, la escasez de alimento era
también notable, Marisol era la mayor, con dieciséis años ya tenía dos hijos,
vallita con doce era una hermosura de niña muy asediada por los hombres que al
ver una falta de figura masculina en aquel hogar y aprovechándose de sus
necesidades buscaban enamorarla incluso llevaban algo de comida y licor, se
emborrachaban y dejaban ver sus verdaderas intenciones, Mari luz con sus once
años también despuntaba como como una presa potencial, no así segundita que a
sus ocho años era pálida y delgada, joseito por su parte con sus nueve años era
muy imperactivo y con gestos muy femeninos, quizás por estar criado al lado de
puras femeninas, Elio era aún un bebe de dos años pero se le notaba la
malnutrición . Mi llegada a aquel rancho lo cambiaria todo, en mi primera
semana me dedique a arreglar un poco aquel rancho, acomode las paredes
destartaladas, repare el techo, limpie el patio y con una pintura que me dio
morocho pinte el frente, mamà Segunda y Esmeralda venían casi a diario y
traían bastimento que mandaban los tres hermanos quienes no nos visitaban por
precaución y así paso la primera semana, yo con mis conocimientos de cocina
adquiridos gracias a las enseñanzas de Esperandia, hacia unas comidas ricas que
todos degustaban con verdadera avidez.
El primer fin de semana deje muy claro que ahora yo era
el “hombre” de aquel humilde hogar, cuando llegaron dos hombres con algo de
comida y bebidas y luego de emborracharse trataban de agarrar a vallita y Mari
luz, Marisol estaba borracha y Priscila solo contemplaba de manera sumisa aquel
espectáculo, agarre un palo del patio y les caí a palos sacándolos del rancho e
imponiendo mi nueva ley de cero hombres bebiendo en el rancho, todos me miraron
callados, asustados, sumisos y desde aquel día se sometieron a mis reglas.
Ahora tenía que resolver otro dilema, tenía que buscar la manera de tener un
ingreso pues no podía depender de los hermanos y su buena voluntad así que
decidí buscar un trabajo o algo que hacer, baje al pueblo bien temprano y
camine por el paseo colon, un poco alejado de la plaza bolívar, era muy
temprano y todos los comercios permanecían cerrados, pero puede observar a un
hombre abriendo un carro con un alambre y sustrayendo unas maletas del mismo,
se fue muy tranquilo caminando, me acerque al carro y pude ver que había dos
bolsos, los tome y con las piernas temblando me aleje de aquel lugar, fui hasta
la parada y me devolví al barrio, cuando revise los bolsos estaban llenos de
mercancía nueva traídos de margarita, perfumes, maquillajes, correas y
bisutería o sea que aquel hombre se había llevado lo grueso de la mercancía,
eso me puso a pensar en una nueva forma de ganarme la vida, pase por casa de mamá segunda y le enseñe la mercancía y ella
me ofreció comprármela para revenderla y como decirle que no porque aparte de
necesitar el dinero había también la deuda y el agradecimiento.
Los hombres no estaban ya que habían salido a trabajar,
pero le deje dicho a lencho que subiera al rancho en cuanto llegara, fui al
abasto y compre todo en comida y llegue triunfante a mi nuevo hogar, la alegría
en los ojos de esta nueva familia era indescriptible, cocinamos unas arepas,
colamos café y comimos a gusto, ahora me miraban con respeto e incluso los más
pequeños me pedían la bendición.
Lencho llego en la tarde y bajé con el donde mamá segunda, los hermanos me preguntaron
donde había conseguido la mercancía y les conté la historia, me dijeron que
conocían a aquel personaje y que ese era su oficio diario, les pedí que me lo
presentaran, pero lencho me dijo que no, que no era de fiar que era un hombre
muy traicionero pero que si quería el me enseñaría como aquel hombre abría los
carros, que él conocía el método, nos fuimos donde la negra, una casa donde
vendían cerveza y había una rokola y donde también nos podíamos fumar unos
cigarrillos de marihuana, nos emborrachamos y me llevaron al rancho casi
cargado cantando canciones por toda la calle.
Al día siguiente me desperté con una cruda de padre y
señor nuestro, no tenía ni para un alkacerse, un buen baño emparejo mi cuerpo,
desayuné y salí de nuevo para casa de Mamá
Segunda, quería aprender ese método que lencho decía conocer y que me
permitiría tener ingresos, cuando llegue fui recibido con una arepa y un cataco
(especie de pescado) y una buena taza de café, aunque ya había desayunado no
podía ni debía despreciar a mamá Segunda
así que a comer se ha dicho, lencho busco un destornillador pequeño y un
alambre que enrosco en forma de aro, me explico que con el destornillador podía
abrir las ventanillas de los carros y con el alambre las puertas, tenga en
cuenta el lector que estamos hablando de los años ochenta donde no había tatos
sistemas de seguridad en los vehículos, yo siempre fui buen alumno y entendí
todo a la perfección, subí de nuevo al rancho y dormí hasta el mediodía, como
aun había comida prepare algo y comimos, pasamos la tarde hablando y escuchando
canciones en un viejo radio y luego a dormir. Me levante muy temprano casi que
de madrugada y muy silenciosamente me fui para el centro, camine un rato por el
paseo colon, a decir verdad iba muy nervioso, una camioneta dejaba la prensa en
los quioscos aledaños, al pasar frente a un hotel vi unos bolsos dentro de un
carro y tal cual como me lo había explicado lencho logre abrirlo, el corazón casi
se me salía por la boca, me fui de nuevo a la parada y tome el carro para el
barrio, cuando llegue al rancho todos aún estaban durmiendo, abrí los bolsos y sorpresa adentro había dos cámaras fotográficas
profesionales, y otras cosas personales usadas y de poco valor pero nada más
con las cámaras estaba coronado, baje donde mama Segunda y ya estaban colando
el café, llame a lencho y le mostré mi botín y me dijo que tenía el comprador,
esperamos a que se desarrollara la mañana y efectivamente me presento a un
aguantador que compraba todo lo mal habido, nos dio 300 bolívares por las dos cámaras
y ese día fue de celebración pero en alta, me emborraché hasta el cansancio y empecé
a conocer a la gente de aquella barriada.
Me convertí en el mejor ladrón abriendo carros, mercancía
de todo tipo caía en mis manos, ya había hecho amistad con otros muchachos del
barrio y pernotábamos en una esquina que llamábamos la “esquina azul “ porque era una bodega pintada de ese color, allí
fumábamos hasta el cansancio y drogados cantábamos canciones ( salsas) ya era conocido
por muchas personas en aquella comunidad y la verdad que sentía el cariño de
una manera sincera, no había una casa donde no se me ofreciera comida o café,
las muchachas se enamoraban de manera loca, claro tenia plata en los bolsillos
y vestía siempre bien, en el rancho el amor era incondicional, en casa de mama
segunda era recibido siempre con mucho amor, pero eso si siempre “trabajaba”
solo nunca invite a nadie a hacerlo conmigo y todos me preguntaban qué era lo
que hacía y yo les decía trabajo como Robín Hood y la verdad es que no era
mentira, ayudaba a todo aquel que necesitaba así diera el último bolívar que tenía
pues confiaba en que al día siguiente tendría más dinero, cuando llego la
navidad fue algo muy diferente a todos los años que había pasado solo, en la
calle o preso, le compre los estrenos a todos los muchachos e hicimos una cena
navideña muy sustanciosa donde compartimos como verdadera familia, pero mis
andanzas estaban encendiendo las alarmas, pues muchas denuncias se procesaban
en la policía y aunque no sabían quién era estaba en peligro de ser capturado,
como aquella mañana que me estaban cazando y gracias a que pude ver el reflejo
de los hombres que estaban escondidos y habían dejado un carro con mercancía visible
como señuelo, estuve a punto de caer pero mi ángel me mostro el peligro y seguí
de largo sin levantar sospechas, aquello me obligo a cambiar de zona, horario y
estrategia.
Me dedique ahora a meterme en los estacionamientos de los
hoteles, época de carnavales, se produce mi captura por parte de la policía, llevaba dos
sacos full de mercancía de margarita, un policía apodado “El bemba e chicha” ,
por ser un negro bembón, me capturo pero como era un corrupto me quito los
sacos y me soltó lejos del sitio, ahora ya conocían mi identidad, muy bien podía
llevarme al retén de menores pero no lo hizo y solo me dijo, cada vez que se
pierda algo te voy a buscar y es mejor que solo robes vainas que valgan la pena
y que te puedan sacar de peo porque si te capturo con vainas sin valor te meto
preso, o sea que aquel desgraciado pretendía que yo robara para él, igual me devolví
y en uno de los estacionamientos logre abrir un carro y sacarle el reproductor
y los casetes los cuales vendí y no me fui limpio para la casa.
Época de semana santa consigo en un estacionamiento una
camioneta con dos sacos, tres maletas inmensas y dos bolsos, la abro y estoy
indeciso en que llevarme puesto que no podía con todo, decido por los bolsos y
un saco, pero cuando voy a agarrar el bolso veo otro bolso de mano pequeño
debajo del asiento, lo tomo y reviso y para mi sorpresa había un fajo de
billetes de a cien, setecientos dólares y un revolver calibre 38, carajo allí si
se me dispararon los nervios, salí del estacionamiento y al caminar una cuadra me
encuentro con bemba e chicha, para la patrulla y me pregunta que como esta todo,
le digo que bien que estoy “trabajando” me mira y dice bueno espero que hoy me
tengas algo bueno caraqueñito porque mi hija cumple años, lo miro y le digo “haré
lo posible jefe”, lo que no imaginaba aquel mal nacido era que en el bolso que
llevaba en mi mano y que estoy seguro que había visto llevaba lo suficiente
para hacerle una fiesta a su hija y a toda su familia, se marchó y apuré el
paso, pero me encontré con un Pepsi colero ( chofer de camión de la Pepsi-cola)
mire que tenía tres carretillas y le ofrecí uno de aquellos billetes verdes por
una, al tipo se le pusieron los ojos como dos huevos fritos y no dudo ni un
segundo el aceptar mi oferta, me devolví al estacionamiento y cargue con todo
lo que había en aquella camioneta, tome un taxi, deje la carretilla botada y
llegue a la casa de mamá segunda, cuando los hermanos vieron aquel botín se sorprendieron
muchísimo pero no podíamos dejar nada en aquella cas y mucho menos en el
rancho, fuimos donde la vieja Chala otra vieja muy buena gente y allí guardamos
todo……..continuará
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